Semana 4 | Día 3 | El secreto de la satisfacción

Mandamiento:

¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia- Lucas 12:15 NVI

Leer:

Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero solo si uno está satisfecho con lo que tiene. Porque nada trajimos a este mundo y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos comida y ropa, contentémonos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores. 1 Timoteo 6:6-10 NVI

Reflejar:

Después de varios años avanzando en mi carrera, me convertí en ama de casa después del nacimiento de nuestro tercer hijo. Adaptarse a la vida con un solo ingreso presentó sus desafíos. A menudo me encontraba admirando a esas familias que parecían prosperar con un solo ingreso, reflexionando sobre su secreto para la satisfacción. No parecían tener más que nosotros, pero no mostraban las mismas preocupaciones sobre satisfacer sus necesidades.

A lo largo de mi viaje con Jesús, durante el cual a veces lamentaba nuestra situación, finalmente nos inscribimos en un estudio financiero en nuestra iglesia. Aquí, me presentaron los principios de mayordomía, adoración, generosidad y, lo más importante, el elusivo secreto de la satisfacción.

Mi comprensión cambió. Me di cuenta de que había estado mirando mi descontento a través de la lente del mundo, que equipara la felicidad con la acumulación de posesiones materiales. Si bien el dinero puede empoderarnos para ser generosos y compartir nuestras bendiciones, fue solo cuando comencé a ver mis finanzas desde la perspectiva de Dios que encontré un contentamiento genuino. El deseo insaciable de más posesiones mundanas se transformó en un anhelo de servir al Reino, que a su vez enriqueció mi vida aún más.

Sorprendentemente, cuanto más canalizaba mis recursos para ayudar a los demás, más lleno se volvía mi propio corazón, saciando esa sed constante de "más".

Reaccionar:

¿Lidias con sentirte contento? Reflexiona sobre dónde se gastan tus recursos. ¿Estos gastos satisfacen tus antojos más profundos? Busca la guía de Dios para dirigir tus recursos hacia el cumplimiento duradero.

Orar:

Señor, guíame en la utilización de mis recursos en alineación con Tu propósito. Permíteme encontrar satisfacción genuina en Tus caminos. Amén.