Semana 3 | Día 3 | ¿Juzgar o Juicio?

Mandamiento:

“No juzguen a los demás, y no serán juzgados.” Mateo 7:1 (NTV)

Leer:

“Al oír eso, los acusadores se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los de más edad, hasta que quedaron solo Jesús y la mujer en medio de la multitud. Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer:

—¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó?” Juan 8:9-10 (NTV)

Reflejar:

En una reunión familiar reciente, estábamos todos discutiendo los resultados de un examen de personalidad que habíamos hecho. En general, estuve de acuerdo con los resultados, pero hubo algo que me hizo sentir incómodo: la prueba decía que soy "juzgador" como una de mis características.

Fue entonces cuando recordé la historia de la Biblia que habla de la mujer atrapada en adulterio. Los fariseos habían llevado a Jesús a esa situación complicada: le preguntaron si debían apedrear a la mujer por adulterio. Parecía que no había una respuesta fácil. Si Jesús decía que sí, estaría contradiciendo las leyes romanas que prohibían la pena de muerte. Si decía que no, estaría yendo en contra de la ley de Moisés. Los fariseos pensaron que tenían a Jesús atrapado.

Pero, por supuesto, Jesús tenía la respuesta perfecta. Les dijo a los acusadores: "Si alguno de ustedes no ha pecado, que tire la primera piedra". Uno por uno, comenzando por los más ancianos, se fueron alejando. Finalmente, solo quedó Jesús con la mujer. Él le preguntó: "Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te condena?" Ella respondió: "Nadie, Señor". Entonces Jesús le dijo: "Yo tampoco te condeno. Vete, y no vuelvas a pecar".

Lo que me llamó la atención de esta historia es cómo Jesús no marcó a la mujer como "adúltera" o "pecadora", a pesar de que había cometido un error. En lugar de eso, la trató con compasión y dignidad, y la instó a cambiar su camino.

Esta historia me hizo reflexionar sobre cómo a veces juzgamos a las personas por sus acciones sin tener en cuenta su humanidad. Aprendí que, si bien es importante usar el juicio para tomar decisiones, debemos de tener cuidado al juzgar a las personas y recordar que solo Dios puede juzgar los corazones.

Reaccionar:

¿Puedes pensar en alguien que te hiere con sus palabras o acciones? ¿Cómo puedes superar esos sentimientos y en su lugar, mostrar amor reconociendo que son hijos de Dios?

Orar:

Señor Jesús, has restaurado mi historia innumerables veces. Estoy muy agradecido de que no me llamas por mi pecado, sino que me llamas "Amado". Ayúdame a recordar cuánto amas también a quienes me rodean. Permíteme tener un corazón de discernimiento y sabiduría sin hacer juicios sobre los demás.