Semana 7 | Día 4 | Alabanza en la noche más oscura

Mandamiento:

Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo guiados por el Espíritu y en forma verdadera. Juan 4:24 (NBV)

Leer:

¡Aleluya! Alaben a Dios en su templo; alábenlo en su firmamento poderoso. Alaben a Dios por sus grandes obras; alábenlo por su tremenda grandeza. Sal 150:1-2 (PDT)

Reflejar:

En pijama, salí alrededor de la medianoche. Tenía mi teléfono en una mano, una linterna en la otra. Mi Epiphyllum había florecido y no quería dejar de verlo. Epiphyllum o "cactus orquídea" produce flores grandes (del tamaño de mi mano) que florecen después del anochecer y luego se marchitan cuando sale el sol.

No me decepcionó. La flor completamente florecida me recordó a un fuego artificial explosivo de luz blanca. La belleza era innegable. ¿Qué tan loco es que Dios haya diseñado una hermosa flor que florece solo en la oscuridad de la noche?

Me acordé de las muchas veces que he caminado por caminos oscuros sabiendo que el Señor estaba caminando conmigo. Su fiel presencia trae belleza donde hay oscuridad. Dios es asombroso. Esa noche, mientras encendía la linterna y tomaba las fotos, alabé a Dios. Lo adoré llamándolo Creador de la Belleza, Luz del Mundo, mi Hacedor de Caminos. Pensé en toda la belleza que Dios trajo a mi vida y en las muchas veces que fui consciente de su presencia sobrenatural. Mi corazón estaba lleno.

Ya sea que nos reunamos con canciones de alabanza o le agradezcamos cuando estamos solos en la oscuridad mirando una hermosa flor, Dios nos escucha y nos ve. Esta es la manera de adorar: cuando apartamos la vista de nuestras necesidades y lo miramos en adoración y alabanza, nuestros corazones se llenan.

Reaccionar:

¿Dónde se ha revelado Dios en tu vida? Agradécele las veces que te ha hecho notar su presencia. Alabadle por lo que es.

Orar:

Padre Dios, cuando escucho el ritmo de la marea del océano o veo la luna y las estrellas en la oscuridad de la noche, estoy asombrado de tu creación. Cuando pienso en cómo has tejido mi vida y has caminado conmigo, tu amor me asombra. No hay rival para ti, Señor.