Semana 7 | Día 1 | Adora tu salida

Mandamiento:

Dios es espíritu, y sus adoradores deben adorarlo en el Espíritu y en la verdad. Juan 4:24 (NVI)

Leer:

Pero cantaré de tu fuerza, por la mañana cantaré de tu amor; porque tú eres mi fortaleza, mi refugio en tiempo de angustia. Salmo 59:16 (NVI)

Reflejar:

La voz suave y apacible de Dios resonó como si estuviera parado a mi lado, diciendo: "Adora para salir de esto". Llegó en un momento en que me sentía desesperado y derrotado mientras luchaba por mi salud. Reuní todo el aliento que tenía y comencé a derramar mi corazón en adoración, al que tiene mi vida en sus manos. Ese acto de entrega a Dios desencadenó una serie de eventos que solo puedo describir como intervención divina. Hizo un camino donde yo pensaba que no había camino. Salí del otro lado sanado y empoderado, y completamente convencido del poder de la adoración.

El Señor me recordó una historia específica en la Biblia sobre el rey Josafat de Judá en 2 Crónicas 20 donde la adoración cambió la trayectoria de una situación aparentemente imposible. El rey acababa de recibir la terrible noticia de que un ejército más grande y poderoso venía a la guerra contra él y su pueblo y estaba aterrado. Inmediatamente buscó la guía del Señor y reconoció el poder y la soberanía incomparables de Dios. Contó públicamente todas las veces que Dios intervino poderosamente en el pasado, para recordarle al pueblo de Judá al Dios al que sirven. El rey Josafat y su pueblo fueron instruidos para enfrentarse al enemigo en batalla al día siguiente, y no tener miedo ni desanimarse, porque la batalla no es de ellos, sino de Dios. 2 Cronicas. 20:15 (NTV). Animados y empoderados con santa audacia, adoraron y marcharon al campo de batalla solo para darse cuenta en el momento en que comenzaron a cantar y alabar al Señor, los ejércitos enemigos comenzaron a pelear entre sí y se destruyeron a sí mismos. Judá obtuvo la victoria sin tener que ir a la guerra. No todas las batallas son para ti. El acto de entrega a través de la adoración le permite a Dios mostrarte quién es Él: el Hacedor de caminos.

Reaccionar:

¿Puedes recordar las ocasiones en que Dios intervino poderosamente a tu favor? Tómate un tiempo ahora mismo para agradecer a Dios por su fidelidad en tu vida.

Orar:

Dios todopoderoso, tú eres mi roca y mi fortaleza. Tanto cuando los tiempos son buenos como cuando los tiempos se ponen difíciles, ayúdame a fijar mis ojos en ti, a pararme en tu Palabra y a adorarte en Espíritu y en verdad.