Semana 2 | Día 1 | El amor del Padre por mi Padre

Mandamiento:

Ustedes deben orar así:

“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,

venga tu reino,
hágase tu voluntad
    en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan cotidiano.

Perdónanos nuestras deudas,
    como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.

Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno”

Mateo 6:9-13 (NVI)

Leer:

Tan compasivo es el Señor con los que le temen, como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro. Salmos 103:13-14 (NVI)

Reflejar:

¡Mi padre era un gran papá! Era divertido, pero estricto cuando tenía que serlo. Era amable, cariñoso y siempre estaba ahí para nuestra familia. Cuando le entregué mi vida al Señor Jeseus, pude conectarme con mi Padre Celestial, gracias al ejemplo de mi padre terrenal. Sentí el amor y el cuidado de Dios por mí, como lo sentí de mi propio padre.

Desafortunadamente, mi padre no era creyente y rara vez asistía a la iglesia con nosotros. El tiempo pasó volando. Mis hermanos y yo crecimos, nos casamos y tuvimos nuestras propias familias. Mi papá estaba disfrutando de su edad dorada, cuando recibió la terrible noticia de que tenía cáncer de pulmón en etapa 4. Habeia esperado demasiado para poder recibir un tratamiento que pudiera salvarle la vida.

Mi temor era que falleciera sin conocer a Jesús. Oré por un milagro para que abriera su corazón y se convirtiera al Señor Jesús. Le dieron 3 cortos meses de vida y el tiempo se estaba acabando. Nuestra familia extendida se reunió cerca de él y esperó. Nuestras oraciones fueron respondidas cuando la prima de mi madre viajó cientos de millas para estar al lado de la cama de mi papá. Ella le preguntó si conocía a Jesús. Mi padre respondió con un silencioso “sí”. Esta prima pudo hablarle de una manera que le llegó al corazón. Sus ojos se abrieron a una relación presente y futura con Dios.

Mi Padre celestial amaba y se preocupaba por mi padre terrenal. Quería tener una relación personal con mi padre, así como Dios la tiene con cada uno de nosotros. Dios recuerda a sus hijos sin importar su edad y circunstancias. Él conoce nuestros corazones y quiere ser parte de nuestras vidas.

Reaccionar:

Dios nos ama y se preocupa por nuestras luchas. Puedes ser una “buena” persona, pero eso no es suficiente. Necesitamos tener una relación personal con Dios. ¿Hay alguien en tu vida que está luchando con su fe? ¿Puedes orar para que entiendan cuánto los ama Dios?

Orar:

Quiero abrirte mi corazón. Deseo sentir tu amor y compasión. Te pido por guianza y sabiduría en mi vida.