Semana 1 | Día 3 | El camino es tu por qué

Mandamiento:

“Entren por la Puerta estrecha.” Mateo 7:13 (NVI)

Leer:

—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Juan 14:6 (NVI)

Reflejar:

Como la mayoría de las personas, llegó un momento en mi vida cuando hice una gran pregunta. ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi propósito? ¿Cuál es mi por qué? Esta es una gran pregunta porque la respuesta afecta mi manera de vivir. Vivir con los instintos de supervivencia excesivos de ansiedad, ira y apetitos causa todo tipo de problemas y termina en desesperación y vergüenza. No tengo que aprender esta forma de vida. Vivo de esta manera automáticamente.

Cristo es la fuente de toda bondad que incluye rasgos de seguridad, amabilidad y satisfacción que traen paz y gozo. Pero estos no son valores predeterminados. Deben adquirirse mediante procesos de formación en los caminos de Cristo.

Al enfocarme en los rasgos de bondad de Cristo y al actuar intencionalmente en su manera de vivir, cambio mi forma de ser en gran manera su semejanza. Poco a poco, Cristo se forma en mí. He encontrado que este proceso es tan desafiante que puedo identificarme en la verdad de las palabras de Pablo. “Queridos hijos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes”. Gálatas 4:19 (NVI)

Siempre hay algo (bueno o malo) que está moldeando mi alma. Estoy aprendiendo a preguntarme: “¿Qué se está formando en mí hoy, a esta hora, en este momento? ¿Ansiedad o seguridad, afán o satisfacción, ira o amabilidad?

Dado que el propósito de la vida es llegar a ser como Cristo, el camino de Cristo formándose en mí es el “por qué” de mi vida.

Reaccionar:

Hoy hare una pausa y notaré el rasgo de la bondad de Cristo que necesito en los momentos desafiantes. Actuaré esa expresión de Cristo hasta que se forme en mí. Esta manera de Cristo es el “por qué” de mi vida.

Orar:

Señor, dame la gracia para hacer una pausa y seguir tu forma de vivir.