Semana 5 | Día 5 | Cuenta el Costo

Mandamiento:

“¡El que tenga oídos para oír, que escuche y entienda!” Lucas 14:35 (NTV)

Leer:

“Luego Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás. ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?” Mateo 16:24-26 (NTV)

Reflejar:

Tengo un ritual cada año que hago más o menos durante esta época del año. Miro hacia atrás a los diez meses anteriores y anotó dónde he "progresado" en ciertos objetivos que me propuse al principio del año. Luego, miró hacia el próximo año y pienso en qué áreas de mi vida puedo "mejorar". Inevitablemente, me comprometo a crecer "más profundamente" en mi relación con Jesús, perder peso y fortalecerme, y ahorrar dinero. En un esfuerzo por crear hábitos para alcanzar mis metas, empiezo a buscar planes de lectura de la Biblia, renuevo mi membresía en el gimnasio y planeo cancelar suscripciones innecesarias. Y sin embargo, al llegar al final de cada año, me doy cuenta de que me he comprometido demasiado y he rendido poco. No es que no haya "progresado" en ninguno de esos objetivos. Es más bien la realización de que simplemente "comprometerse" con algo no lo hace realidad. Cumplir con mis compromisos requiere un constante reajuste de mis prioridades y mis prácticas.

De manera similar, comprometerme a seguir a Jesús me invita a examinar diariamente mis prioridades y prácticas, y a negarme a mí mismo aquellas cosas que me alejan de él. Tomar mi cruz para seguir a Jesús no es una tarea fácil porque no estoy naturalmente orientado a la obediencia. La obediencia es un proceso para mí que a menudo está informado por el "¿Qué hay para mí en esto?" Cuando abordo mi discipulado y compromiso con Jesús con esta mentalidad egoísta, realmente pierdo la clase de vida a la que me invita.

Dallas Willard escribió una vez: "La falta de discipulado cuesta paz duradera, vida penetrada por el amor, fe que ve todo a la luz del gobierno supremo de Dios para el bien, esperanza que se mantiene firme en las circunstancias más desalentadoras, poder para hacer lo correcto y resistir las fuerzas del mal". En otras palabras, mi desobediencia me costará la vida abundante que solo él puede prometer. ¿No preferiría renunciar al mundo y todas sus promesas a cambio de eso?

Reaccionar:

¿Estás comprometido/a a seguir a Jesús y sus caminos? ¿Cuál sería el costo para ti si no lo hicieras?

Orar:

Jesus, gracias por ver lo difícil que es seguir tus caminos todos los días. Y gracias por tu paciencia conmigo. Sé que estás haciendo una buena obra en mí, y que al final, la completarás. Amen.