Semana 1 | Día 3 | Dios, te necesito.

Mandamiento:

Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: —Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos. Lucas‬ 11‬:1‬ (NIV)‬‬‬‬‬‬

Leer:

Estén siempre alegres, oren sin cesar. 1 Tesalonicenses‬ 5‬:16‬-17 (NIV)‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Reflejar:

Hubo una temporada en mi vida en la que la oración era algo que recitaba de memoria y practicaba principalmente durante los momentos difíciles. Mis oraciones eran más como súplicas desesperadas: "Dios, te necesito, por favor ayúdame, perdóname, cúrame, protégeme” A medida que continúo creciendo en la fe, ahora me doy cuenta de que la oración está destinada a ser parte de mi vida, no solo en tiempos difíciles. La oración no es diferente de comer, dormir o respirar. La oración no es solo una forma en que me comunico con Dios, sino que también es una oportunidad para llevar mi gratitud, necesidades y preocupaciones ante él. Así que cuando me despierto, doy gracias y oro. Cuando estoy atrapado en el tráfico, rezo. Cuando estoy en el trabajo, oro. Cuando estoy fuera de casa, oro. Me encuentro orando a menudo y durante todo el día. Esto no es porque quiera ser súper espiritual. Muchas de mis oraciones consisten en una o dos oraciones cortas. Pero debido a que la oración es una conversación continua, una actitud de mi corazón y un salvavidas con Dios, ya no puedo vivir sin él. 

Reaccionar:

¿Cuándo fue la última vez que dijiste una oración? Si ha pasado un tiempo, ¿estarías dispuesto a detenerte y orar ahora? Es posible que te sorprendas de lo que sucede cuando te detienes por un minuto o unos segundos, abres tu corazón y hablas con Dios. 

Orar:

Dios Padre, ayúdame a recordar que la oración es una conversación continua contigo, y estás más interesado en la postura de mi corazón que en mis palabras.